domingo, 12 de abril de 2009

....

Saber que otros se equivocan, que cometen errores similares a los míos, aunque no sea un consuelo, es algo parecido.
Ha sido una semana larga. Mucho trabajo, casi he agotado mi reserva de paciencia. He tenido que respirar hondo muchas veces antes de hablar. Quizás ha sido mi particular...penitencia.
Anoche volví a recordar la muerte de mi padre. Sucedió algo en el trabajo, y alguien mencionó unos niños. Unos niños de edades parecidas a las que teníamos en su día mi hermano y yo. Me pregunté, si con el paso de los años esos niños, se encontrarían con situaciones parecidas a las que hemos vivido nosotros. Si serían como nosotros. Si se refugiarían tanto en ellos mismos como hemos hecho nosotros. Si buscarán el cariño que ahora pierden, casi en cualquier parte.
El día que perdimos a nuestro padre, perdimos también a nuestra madre. Ella aún vive, pero entonces dejó de hacerlo. Dejó de ocuparse de nosotros, el dolor de la perdida se lo impedía, le impedía seguir queriendo a los que tenía alrededor. Dejó de querernos, dejamos de importarle, durante años fue así. Mi hermano y yo salimos adelante, todo el mundo lo hace. Pero ahora, casi veintidós años después, estamos pagando el precio del amor que perdimos en aquel momento. Aún somos dos niños buscando que nos quieran, hambrientos de amor. De un amor que nosotros mismos nunca somos capaces de completar.
En la búsqueda de ese amor, creyendo haberlo encontrado, he cometido errores. Los errores se pagan, dicen que de ellos se aprende. Creí que sólo yo era capaz de cometerlos, esos en concreto. Me sentí más torpe y más estúpida que la gran mayoría. ¿Cómo podía haber hecho tal o cual cosa? ¿Cómo podía tropezar una y otra vez en la misma piedra? ¿Cómo era capaz de solucionar mis "errores" de la manera en que lo hacía?
Saber que otros se equivocan en cosas similares, no es un consuelo, pero es algo parecido.
Ha sido una semana dura. Ahora tengo unos días para descansar, reponer la paciencia que gasté, sentarme a leer al sol, tratar de escribir mi relato y convencerme a mi misma.... de que ahora no me estoy equivocando.

3 comentarios:

  1. En verdad es desalentador lo que comentas pero bastante cercano a la realidad, yo he sufrido esos olvidos; sin embargo, hay que seguir creyendo, amando, soñando; algún día llega esa persona adecuada que llena tu vida y bueno, si optan por irse, tenemos esa libertad, permanecer o no al lado de alguien, tenemos libre albedrío. Te mando un beso. Hasta luego.

    ResponderEliminar
  2. Uff no haré muchos observaciones o no comentaré mucho, pero se me había pasado esto.
    En realidad no me gusta mucho, después de leer lo que he leido de hoy..pero bueno, algo tendré que poner, pero sigo discrepando contigo.
    No creo que al morir tu padre perdiérais el amor de tu madre al par que el de tu padre.
    Yo creo que las madres siempre están..aunque no nos lo creamos están con nosotros, siempre cerca..siempre deseandonos lo mejor...asi que no creo que lo perdieras...y seguro que aún os quiere mucho.
    Equivocarse en el amor...eso es harina de otro costal como dicen en mi pueblo...el amor es libre y todo lo que es libre...vuela y vuela...a no ser que sele corten las alas...y si le cortamos las alas, ya no es libre.
    La vie c, est la vie...besos y cuidate!

    ResponderEliminar
  3. Duro recordar dolores pasados... pero creo q no tienes q convencerte de q ahora no te estás equivocando, simplemente, tienes q creerlo, eso sería suficiente.
    Saludos desde el Inframundo.

    ResponderEliminar