martes, 27 de enero de 2009

Amantes

- Voy a dejar a mi marido.
- ¿Lo dices en serio?- Dijo él, jugueteando distraído con un largo mechón de su cabello.
- Sí - Respondió ella levantándose de la cama.Él se miraba los dedos, donde un instante antes la retenía.
- No es por ti, y lo sabes- dijo ella.
- Ya lo suponía, ¿Hay otro?- Le preguntó sin mirarla.
-Sí, alguien más joven, que quiere darme todo lo que tú no quieres y lo que mi marido no puede. Estoy cansada de todo esto. Cansada de buscar lo que necesito aquí o allá, de picotear en la felicidad sin tenerla nunca del todo para mí.
Le había ido dando la espalda mientras hablaba. Él la miraba y la deseo de nuevo, la quiso a su lado en la cama, pero no era el momento. Ella necesitaba hablar y por una vez, la escucharía.
- Tú me enseñaste a tener amantes- le dijo sin mirarlo- me enseñaste a disfrutar de lo que me ofrecían, a no mezclarlo nunca con mi vida familiar, me enseñaste a amar, a gozar de los momentos de pasión, me enseñaste a no esperar nunca nada, a no soñar con el día de mañana. Pero; así nunca estoy completa, siempre me falta algo, siempre necesito más. Y esos huecos no se llenan teniendo más amantes, se llenan con amor.
Él sabía que tenía toda la razón, la amaba y nunca se lo había dicho, ahora podía perderla para siempre...
-¿Qué pasará conmigo?.
-¿Contigo?- Respondió ella.
-Sí, que vas a hacer, ¿También me dejarás a mí?.
Ella se giró, y él pudo ver en sus ojos la respuesta. Sí, puede que quisiera hacerlo, pero no lo haría. Nadie como él conocía sus silencios, sabía que quería decir con cada mirada, sabía el placer que escondía cada pequeño gemido. No, no podría engañarlo nunca, por eso le estaba contando su pequeña aventura. Era muy posible que dejara atrás a su marido, a fin y al cabo hacía mucho que no significaba nada para ella, pero a él, no, no lo dejaría nunca.
-No quiero hablar de eso ahora- contestó, moviéndose despacio, consciente de que la observaba.
Estaba completamente desnuda, pero tenía la seguridad de una mujer, que se sabe con su vestido más elegante. Él sonrió, recorriéndola con la mirada, acariciándola en la distancia, sabiendo que despertaría el animal ávido de sexo que se escondía en ella. No se explicaba como nunca nadie se había dado cuenta, como pudo disimular tan bien y durante tanto tiempo aquella doble vida. Podía parecer una simple ama de casa, una dulce mamá, la esposa perfecta, siempre atenta a todo lo que su familia necesitaba, hasta que aparecía él. Mundos separados, vidas distintas, como pasar de una dimensión a otra. Ella era su creación, su aprendiz, aunque había momentos en los que sentía que ahora ella era su dueña, y él, un simple esclavo de su amor.
-Ven aquí- dijo, señalándole el lado vacío de la cama..

viernes, 23 de enero de 2009

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Mis silencios.
Ayer recibí un correo, de alguien con quien de vez en cuando me escribo. En el me preguntaba si me ocurría algo, decía, "tu silencio es significativo". Mis silencios parecen hablar por mi. Y ni siquiera yo sé, que es lo que digo cuando callo.
Quizás si lo sé, son todas esas palabras que nunca pronuncio. Como si no supiera articularlas. Algunos leen mis silencios, unos aciertan, otros no. Ajustando lo que no he dicho, con aquello que quizás les gustaría oír, o con todo lo contrario, con lo que nunca querrían oír viniendo de mi.
También es posible que mis silencios no escondan nada, simplemente....estoy callada.

martes, 20 de enero de 2009

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Aún me siento extraña aquí. Es como estar de visita en casa de otra. Supongo que con el paso de los días, haré de este rincón algo mío. Siento como si viniera a hacerle confidencias a un extraño. Alguien que no me conoce, que no sabe nada de mi, que no me tiene ni el más mínimo aprecio. Aún no puedo abrirle el corazón a este lugar.
No, todavía no puedo...

viernes, 16 de enero de 2009

Sin asunto.

Como todos aquellos correos que te escribí, y que aún te escribo.
Llegué a pensar en no tener nunca más un rincón así. Pero de repente, se me llenaba la cabeza de todas esas palabras que jamás pronuncio. De todas esas cosas, que muchas veces, sólo a ti te cuento. Soy mala escogiendo nombres, poniendo títulos, y tú, me has ayudado esta tarde con eso y con alguna cosa más. Y de nuevo, tengo un lugar al que salir corriendo, donde esconderme, donde hablarte. Donde contarle al mundo, para que todos sepan, sin que nadie se entere....
Me gusta compartir momentos contigo.
Muchas gracias por todo el tiempo que me has dedicado hoy, por todo el que llevas dedicándome desde hace un par de años. Y por todo el que vas a dedicarme muy pronto...