domingo, 8 de febrero de 2009

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He pasado la mañana terminando un relato para un concurso. Supongo que no es gran cosa, pero hasta he llorado mientras lo escribía. Lo quiera o no, pongo en mis escritos recuerdos propios y es lo que me emociona. Por eso todo el mundo termina viéndome en mis palabras. No paro de hablar, de contar a quien me quiere escuchar cosas de mi vida, de mi infancia, de mi padre, de mi abuela, de mi madre, de mi hermano o de quien sea. Luego escribo, y esas cosas, están presentes. El relato es sobre una mujer, una abuela, su vida a grandes rasgos, diez páginas no dan para mucho. Mientras lo escribía recordaba las cosas que me contaba mi abuela de la guerra, tuvo que huir como muchos, estando embarazada de una de mis tías. De una vez, que cruzando un río se les ahogó una gallina que mi abuelo había "encontrado" por el camino. Tuvieron que comérsela de prisa y corriendo, asada en el mismo fuego que encendieron para secarse. En mi relato, la abuela no sabe leer, en eso nada tiene que ver con la mía. Ella si sabía, ya he hablado en alguna ocasión de sus consejos. "Niña repasa la lección en ayunas que así se queda mejor" . En fin, que mezclo realidad y ficción, y no sé si a quien lo lea le gustará, pero a mi me ha encantado escribirlo. Si por un casual tuviese, aunque sólo sea una mínima mención en el concurso....os lo haré saber.

2 comentarios:

  1. aunque parezca mentira me demuestras que llorar es más fácil de lo que creía, recordar a los nuestros también te hace que se recuerde todo. Mi niña lo de repasa en ayunas también me lo decían y ve por el pan y te quedas con la vuelta, jajaja, un gran beso.

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  2. Pues espero q tengas la mención, esperaremos deseosos.
    Saludos desde el Inframundo.

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