Los había jóvenes y apuestos, otros, maduros y serenos. Algunos ponían a sus pies su fuerza y su valor, otros sus tierras y riquezas, palacios y títulos de nobleza. Pero ninguno de ellos convencía del todo a la hermosa princesa. Los consejeros le susurraban al oído "Mirad aquel majestad, es un gran caballero" "¿Y aquel otro? es hijo de un rey". Ya desesperaban de que la princesa concediese su mano y tomase alguno de aquellos pretendientes por esposo, cuando alguien volvió a llamar a las puertas de palacio. Vestido pobremente, sin nada en las manos, se acerco un joven campesino. Los consejeros le salieron al paso, para que no se acercase a la princesa "¡Como te atreves!" le gritaban. Ella al ver aquel alboroto, se levantó del trono y pidió al nuevo pretendiente que se acercara. "No parece gran cosa", pensó para si la princesa, pero nada perdía por oírlo.
"¿Qué me ofreces campesino?" le preguntó la princesa "No pareces tener nada"dijo mirándolo de arriba a abajo. "Si os referís a riquezas majestad, no tengo ninguna. Pero si tengo algo que ofrecer y que aún nadie os ha ofrecido". Aquellas palabras intrigaron a la princesa que dejo su real asiento para acercarse al campesino "Y bien, ¿Qué es?" preguntó.
El campesino se llevo las manos al pecho y dijo"Una promesa de amor y un corazón sincero"
¿Sería ese ofrecimiento capaz de tentar a la hermosa princesa....?